Sin rumbo

El sol se está poniendo sobre el horizonte, las calles se llenan de frío y niebla. Huele a humedad. Comienza a llover. La lluvía fria se cala hasta lo más profundo de mí. Apenas llevo una americana fina y un abrigo de paño. No llevo paraguas, deseo que el agua cale tan profundo que limpie mi mente, que se aclaren mis pensamientos, mis sentimientos. Si molesto es sentir como el frío se apodera de tu cuerpo, aún más lo es no saber hacia donde me dirijo, donde me llevan mis pensamientos, sin saber si las sensaciones que tengo son las ciertas o es simplemente otro obstaculo más en el camino, un biombo que no me deja ver más allá de mi mismo.
No hay nadie el la calle ya, solo los locos que buscan algo que hacer, algun lugar donde ir a desahogar sus penas en un buen trago de un whisky barato. Gente sin rumbo, con el timón de su vida roto, que busca otro que les sirva para poder atracar en el puerto más cercano y una vez allí, dios dirá. Las luces de la calle se reflejan en los charcos de la calle. Tan solo oigo algun coche pasar y el semáforo emitir el particular sonido para los invidentes.
Puede ser que ese sea yo, un invidente que aprecia las formas, los colores, pero que no sabe ver más allá de lo que las apariencias nos muestran. Puede ser que la mugre del muro no me deje ver esa bonita placa dorada donde antaño podiamos ver "El amor no es para cobardes ni la soledad para los valientes".