Aquí me encuentro, una vez mas como un estúpido, escribiendo estas lineas que muy probablemente nunca leerás y que espero realmente que no lo hagas. Por lo tanto, si eres tú, deja de leer, no eres bien recibido en este momento en mi interior.
De nuevo, sin previo aviso, pierdo una nueva partida al ajedrez emocional. Me han hecho jaque. Sí, de nuevo.
En similares circunstancias que la vez anterior. Un poco menos cruel, es cierto, pero igual de doloroso y desagradable que entonces. Esto de volver a notar el regusto amargo del rechazo, no es plato de buen gusto si me permitís el símil gastronómico.
Un huracán ha vuelto a arrasarme. Devastación, soledad, impotencia… Sabía que podría pasar, pero me negaba a pensarlo. ‘No seas paranoico, no tiene porque siempre pasar igual, alguna vez tiene que salir bien y seguro que es esta’, pensaba yo convenciéndome de algo que realmente caía por su propio peso. Iluso de mi…
Yo que tenía tantos sueños y proyectos, llega otro con un poco mas de suerte que yo, y se lleva el gato al agua. Qué bien, que divertido todo… De nuevo cantan bingo en la mesa de detrás y yo con cara de pasmarote, me vuelvo a dirigir a la señorita que vende los boletos de esto del amor. Digo yo que algún día tendrá que tocarme. Me prometieron en la entrada que la diversión estaba asegurada, y veo que solo se divierte quién se lleva el premio.
Siento que seáis mi desahogo, pero son los gajes de entrar en ‘mi interior’. Probablemente en otro momento estaría todo más ordenado y limpio, pero no ha sido mi culpa, esta vez no. Han entrado a la fuerza y lo han dejado todo revuelto. Pero no os preocupéis, no es la primera vez que me roban, y probablemente no será la última. Como ya tengo más experiencia, tardaré menos en recoger los trozos de promesas y sueños rotos y dejaré de nuevo mi corazón lustroso para quien quiera asomarse y quedarse.
Ahora te vuelvo a hablar a ti, si a ti, porque se que no te has ido y estás leyéndolo entero. Sabes que te quiero. Aunque ya te lo he dicho en privado, lo hago de manera ‘pública’. Espero que te vaya genial, que seáis muy felices, y que no pienses en mí porque será señal de que has tomado la decisión correcta. Nos volveremos a cruzar, eso lo tengo claro. Y la siguiente partida, no te voy a dejar que la ganes. Te lo juro.
Suerte, M.
De nuevo, sin previo aviso, pierdo una nueva partida al ajedrez emocional. Me han hecho jaque. Sí, de nuevo.
En similares circunstancias que la vez anterior. Un poco menos cruel, es cierto, pero igual de doloroso y desagradable que entonces. Esto de volver a notar el regusto amargo del rechazo, no es plato de buen gusto si me permitís el símil gastronómico.
Un huracán ha vuelto a arrasarme. Devastación, soledad, impotencia… Sabía que podría pasar, pero me negaba a pensarlo. ‘No seas paranoico, no tiene porque siempre pasar igual, alguna vez tiene que salir bien y seguro que es esta’, pensaba yo convenciéndome de algo que realmente caía por su propio peso. Iluso de mi…
Yo que tenía tantos sueños y proyectos, llega otro con un poco mas de suerte que yo, y se lleva el gato al agua. Qué bien, que divertido todo… De nuevo cantan bingo en la mesa de detrás y yo con cara de pasmarote, me vuelvo a dirigir a la señorita que vende los boletos de esto del amor. Digo yo que algún día tendrá que tocarme. Me prometieron en la entrada que la diversión estaba asegurada, y veo que solo se divierte quién se lleva el premio.
Siento que seáis mi desahogo, pero son los gajes de entrar en ‘mi interior’. Probablemente en otro momento estaría todo más ordenado y limpio, pero no ha sido mi culpa, esta vez no. Han entrado a la fuerza y lo han dejado todo revuelto. Pero no os preocupéis, no es la primera vez que me roban, y probablemente no será la última. Como ya tengo más experiencia, tardaré menos en recoger los trozos de promesas y sueños rotos y dejaré de nuevo mi corazón lustroso para quien quiera asomarse y quedarse.
Ahora te vuelvo a hablar a ti, si a ti, porque se que no te has ido y estás leyéndolo entero. Sabes que te quiero. Aunque ya te lo he dicho en privado, lo hago de manera ‘pública’. Espero que te vaya genial, que seáis muy felices, y que no pienses en mí porque será señal de que has tomado la decisión correcta. Nos volveremos a cruzar, eso lo tengo claro. Y la siguiente partida, no te voy a dejar que la ganes. Te lo juro.
Suerte, M.
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